17/4/11

El desfile del 50 Aniversario


Tuve hoy el privilegio de apreciar el impresionante desfile con que nuestro pueblo conmemoró el 50 Aniversario de la proclamación del carácter Socialista de la Revolución y la victoria de Playa Girón.

También se inició este día el Sexto Congreso del Partido Comunista de Cuba.

Disfruté mucho la narración pormenorizada y la música, gestos, rostros, inteligencia, marcialidad y combatividad de nuestro pueblo; a Mabelita en la silla de ruedas con el rostro feliz, y a los niños y los adolescentes de La Colmenita multiplicados varias veces.

Vale la pena haber vivido para el espectáculo de hoy, y vale la pena recordar siempre a los que murieron para hacerlo posible.

Al iniciarse esta tarde el Sexto Congreso pude apreciar, en las palabras de Raúl y en el rostro de los delegados al máximo evento de nuestro Partido, el mismo sentimiento de orgullo.

Podía estar en la Plaza, tal vez una hora bajo el sol y el calor reinante, pero no tres horas. Atraído por el calor humano allí presente, me habría creado un dilema.

Créanme que sentí dolor cuando vi que algunos de ustedes me buscaban en la tribuna. Pensaba que todos comprenderían que no puedo ya hacer lo que tantas veces hice.

Les prometí ser un soldado de las ideas, y ese deber puedo cumplirlo todavía.

Fidel Castro Ruz
Abril 16 de 2011
7 y 14 p.m.

1/4/11

Lo mejor y más inteligente


Ayer, por razones de espacio y tiempo, no dije una palabra del discurso pronunciado por Barack Obama el lunes 28 sobre la guerra de Libia. Disponía de una copia de la versión oficial, suministrada a la prensa por el Gobierno de Estados Unidos. Tenía subrayadas algunas de las cosas que afirmó. Volví a revisarlo y llegué a la conclusión de que no valía la pena gastar demasiado papel en el asunto.

Recordaba lo que me contó Carter cuando nos visitó en el 2002 sobre el cultivo de los bosques en Estados Unidos; pues él posee una plantación familiar en el Estado de Georgia. En esta visita le pregunté otra vez sobre aquel cultivo y me volvió a expresar que siembra las plantas de pino a la distancia de 3 por 2 metros, que equivalen a 1 700 árboles por hectárea, y se cosechan al cabo de 25 años.

Hace muchos años leí que The New York Times, en una edición dominical, consumía el papel extraído de la tala de 40 hectáreas de bosque. Se explica, por tanto, mi preocupación por el ahorro de papel.

Desde luego, Obama es excelente articulador de palabras y frases. Podría ganarse la vida escribiendo historietas para niños. Conozco su estilo porque lo primero que leí y subrayé, mucho antes de que asumiera la presidencia, fue un libro titulado “Los sueños de mi padre”. Lo hice con respeto y, al menos, pude apreciar que su autor sabía escoger la palabra precisa y la frase adecuada para ganar la simpatía de los lectores.

Confieso que no me gustó su táctica de suspense, ocultando sus propias ideas políticas hasta el final. Hice un especial esfuerzo por no escudriñar en el último capítulo lo que opinaba sobre diversos problemas, a mi juicio cruciales en este momento de la historia humana. Tenía la seguridad de que la profunda crisis económica, el colosal gasto militar, y la sangre joven derramada por su predecesor republicano, lo ayudarían a derrotar a su adversario electoral, pese a los enormes prejuicios raciales de la sociedad norteamericana. Estaba consciente de los riesgos que corría de que lo eliminaran físicamente.

Por obvias razones de politiquería tradicional buscó, antes de las elecciones, el respaldo de los votos de los anticubanos de Miami, en su mayoría dirigidos por gente de origen batistiano y reaccionaria, que convirtieron a Estados Unidos en una república bananera, donde el fraude electoral determinó nada menos que el triunfo de W. Bush en el 2000, lanzando al basurero a un futuro Premio Nobel: Al Gore, Vicepresidente de Clinton y aspirante a la presidencia.
Un elemental sentido de justicia habría llevado al Presidente Obama a rectificar las consecuencias del infame juicio que condujo al inhumano, cruel, y especialmente injusto encarcelamiento de los cinco patriotas cubanos.

Su Mensaje a la Unión, sus discursos en Brasil, Chile y El Salvador, y la guerra de la OTAN en Libia, me obligaron a subrayar, más que su propia autobiografía, el mencionado discurso.

¿Qué es lo peor de ese pronunciamiento y cómo explicar las aproximadamente 2 500 palabras que contiene la versión oficial?

Desde el punto de vista interno, su falta total de realismo coloca a su feliz autor en manos de sus peores adversarios, quienes desean humillarlo y vengarse de su victoria electoral en noviembre de 2008. No les basta todavía con el castigo a que lo sometieron a finales de 2010.

Desde el punto de vista externo, el mundo tomó más conciencia de lo que significan para muchos pueblos el Consejo de Seguridad, la OTAN y el imperialismo yanki.

Para ser tan breve como prometí, les explico que Obama comenzó su discurso afirmando que desempeñaba su papel “deteniendo la fuerza del Talibán en Afganistán y persiguiendo a Al-Qaeda por todo el planeta”.

De inmediato añade que: “Durante generaciones, los Estados Unidos de América han desempeñado un papel singular como pilar de la seguridad mundial y como defensor de la libertad humana”.

Esto es algo de lo cual, como los lectores conocen, los cubanos, los latinoamericanos, los vietnamitas y otros muchos, podemos dar constancia de su veracidad.

Después de esta solemne declaración de fe, Obama invierte una buena parte del tiempo en hablar de Gaddafi, sus horrores y las razones por las cuales Estados Unidos y sus aliados más cercanos: “-Reino Unido, Francia, Canadá, Dinamarca, Noruega, Italia, España, Grecia y Turquía- países que han luchado junto a nosotros durante decenios. [...] han elegido cumplir con su responsabilidad de defender al pueblo libio.”

Más adelante añade: “…la OTAN, ha tomado el mando para imponer el embargo de armas y la zona de exclusión aérea.”

Confirma los objetivos de la decisión “Como resultado de la transferencia a una coalición más amplia, centrada en la OTAN, el riesgo y costo de esta operación -para nuestro ejército y para el contribuyente estadounidense– se reducirá significativamente.

“Por ende, para aquellos que dudaron de nuestra capacidad para llevar a cabo esta operación, quiero dejar algo claro: Estados Unidos hizo lo que dije que haríamos.”

Vuelve a sus obsesiones sobre Gaddafi y las contradicciones que agitan su mente: “Gaddafi no ha abandonado el poder y, mientras no lo haga, Libia continuará siendo un peligro.”

“Es cierto que Estados Unidos no puede emplear a nuestro ejército donde quiera que haya represión y, dado los riesgos y el costo de una intervención, siempre debemos hacer un balance entre nuestros intereses y la necesidad de actuar.”

“La tarea que di a nuestras tropas (de) -proteger al pueblo libio [...] cuenta con el apoyo internacional y está respaldada por un mandato de las Naciones Unidas.”

Las obsesiones se reiteran una y otra vez: “Si tratáramos de derrocar a Gaddafi por la fuerza, nuestra coalición se rompería. Tendríamos [...] que enviar tropas estadounidenses al terreno para cumplir esa misión o arriesgarnos a la posibilidad de matar muchos civiles con los ataques aéreos.”

“…tenemos esperanzas en el futuro de Irak, pero el cambio de régimen allí tomó ocho años y costó miles de vidas estadounidenses e iraquíes y casi 3 millones de millones de dólares.”

Días después de iniciados los bombardeos de la OTAN comenzó a divulgarse la noticia de que un cazabombardero norteamericano había sido derribado. Después se conoció, por alguna fuente, que era cierto. Algunos campesinos al ver bajar un paracaídas, hicieron lo que por tradición hacen en América Latina: fueron a ver; y si alguien lo necesita, lo auxilian. Nadie podía saber cómo pensaban. Con seguridad eran musulmanes, estaban haciendo producir la tierra y no podían ser partidarios de los bombardeos. Un helicóptero que apareció repentinamente para rescatar al piloto disparó contra los campesinos, hirió gravemente a uno de ellos, y de milagro no los mató a todos. Como el mundo conoce, los árabes, por tradición, son hospitalarios con sus enemigos, los alojan en sus propias casas, y se ponen de espalda para no ver el camino que siguen. Incluso un cobarde o un traidor no significaría nunca el espíritu de una clase social.
Solo a Obama se le podía ocurrir la peregrina teoría que incluyó en su discurso, como puede apreciarse en el siguiente fragmento:

“Sin embargo, habrá ocasiones en las que nuestra seguridad no estará amenazada directamente, pero sí nuestros intereses y valores. [...] sabemos que a los Estados Unidos, como la nación más poderosa del mundo, se le pedirá ayuda con frecuencia.
“En esos casos, no debemos tener miedo de actuar, pero el peso de las acciones no debe recaer solamente sobre los Estados Unidos. Como lo hemos hecho en Libia, nuestra tarea es entonces movilizar a la comunidad internacional para emprender una acción colectiva.”
“Este es el tipo de liderazgo que hemos mostrado en Libia. Por supuesto, incluso cuando actuemos como parte de una coalición, los riesgos de cualquier acción militar serán elevados. Esos riesgos se apreciaron cuando uno de nuestros aviones sufrió una avería mientras sobrevolaba Libia. Incluso cuando uno de nuestros aviadores se lanzó en paracaídas, en un país cuyo líder ha satanizado con tanta frecuencia a los Estados Unidos, en una región que tiene una historia tan difícil con nuestro país, este estadounidense no encontró enemigos. En lugar de ello, fue recibido por personas que lo estrecharon entre sus brazos. Un joven libio que vino en su ayuda expresó: ‘Somos tus amigos. Estamos tan agradecidos de esos hombres que están protegiendo los cielos’.”
“Esta voz es sólo una entre muchas en una región donde la nueva generación se opone que se le continúen negando sus derechos y oportunidades.”
“Aún así, este cambio provocará que el mundo sea más complicado durante un tiempo. El progreso será desigual y el cambio llegará de un modo muy distinto a diferentes países. Existen lugares, como Egipto, donde este cambio nos inspirará e infundirá nuestras esperanzas.”

Todo el mundo conoce que Mubarak fue aliado de Estados Unidos, y cuando Obama visitó la Universidad de El Cairo, en junio de 2009, no podía ignorar las decenas de miles de millones de dólares sustraídos por aquel en Egipto.
Continuó con el emotivo relato:

“…acogemos con beneplácito el hecho de que la historia esté en marcha en el Oriente Medio y el Norte de África, y que los jóvenes estén a la vanguardia. Por que en cualquier lugar donde las personas anhelen ser libres, encontrarán un amigo en los Estados Unidos. A la larga, es esa fe, son esos ideales, los que constituyen el verdadero indicador del liderazgo estadounidense.”
“…nuestra fortaleza en el exterior se sustenta en nuestra fortaleza nacional. Esta siempre debe ser nuestra estrella polar, la capacidad de nuestro pueblo de alcanzar su potencial, adoptar decisiones inteligentes con nuestros recursos, incrementar la prosperidad que actúa como fuente de nuestro poder, y enarbolar los valores que apreciamos tanto.”
“Miremos hacia el futuro con confianza y esperanza, no sólo en nuestro propio país, sino también en todos aquellos que tienen ansias de libertad en todo el mundo.”

La espectacular historieta me hizo recordar al Tea Party, al senador Bob Menéndez y a la ilustre Ileana Ros, la loba feroz que desafiaba las leyes para mantener secuestrado al niño cubano Elián González. Ella es hoy nada menos que Jefa del Comité de Relaciones Exteriores de la Cámara de Representantes de Estados Unidos.

Gaddafi no se cansa de repetir que Al-Qaeda le hace la guerra y envía combatientes contra el gobierno de Libia, porque él apoyó la guerra antiterrorista de Bush.

Aquella organización tuvo en el pasado excelentes relaciones con los servicios de inteligencia norteamericanos en la lucha contra lo soviéticos en Afganistán, y posee sobrada experiencia sobre los métodos de trabajo de la CIA.

¿Qué ocurrirá si las denuncias de Gaddafi fuesen ciertas? ¿Cómo explicaría Obama al pueblo norteamericano que una parte de esas armas de combate terrestre cayeran en manos de los hombres de Bin Laden?

¿No habría sido mejor y más inteligente haber luchado para promover la paz y no la guerra en Libia?


Fidel Castro Ruz
Marzo 31 de 2011
7 y 58 p.m.

31/3/11

El desastre de Japón y la visita de un amigo


Hoy tuve el gusto de saludar a Jimmy Carter, quien fue Presidente de Estados Unidos entre 1977 y 1981 y el único, a mi juicio, con suficiente serenidad y valor para abordar el tema de las relaciones de su país con Cuba.

Carter hizo lo que pudo para reducir las tensiones internacionales y promover la creación de las oficinas de intereses de Cuba y Estados Unidos. Su administración fue la única que dio algunos pasos para atenuar el criminal bloqueo impuesto a nuestro pueblo.

Las circunstancias no eran ciertamente propicias en nuestro complejo mundo. La existencia de un país verdaderamente libre y soberano en nuestro hemisferio no se conciliaba con las ideas de la extrema derecha fascista de Estados Unidos, que se las arregló para hacer fracasar los propósitos del Presidente Carter, que lo hicieron acreedor del Premio Nobel de la Paz. Nadie se lo obsequió gratuitamente.

La Revolución apreció siempre su gesto valiente. En el año 2002 lo recibió calurosamente. Ahora le reiteró su respeto y aprecio.

¿Podrá realmente la oligarquía que gobierna esa superpotencia renunciar a su afán insaciable de imponer su voluntad al resto del mundo? ¿Podrá hacer honor a ese propósito un sistema que genera con creciente frecuencia presidentes como Nixon, Reagan y W. Bush, cada vez con mayor poder destructivo y menos respeto por la soberanía de los pueblos?

La complejidad del mundo actual, no deja mucho margen a recuerdos que son relativamente recientes. La despedida de Carter, hoy miércoles, coincidió con noticias preocupantes del accidente nuclear desatado por el sismo y el tsunami de Japón, que continúan llegando y no pueden ni deben ser ignoradas, no solo por su importancia, sino también por la repercusión práctica y casi inmediata que se deriva de ellas para la economía mundial.

Hoy la agencia noticiosa AP informa desde Japón que:

“La crisis en la planta nuclear japonesa dañada por el tsunami se agravó el miércoles, luego que el agua de mar cercana mostró los niveles de radiación más elevados hasta el momento.”

“En Fukushima, la radiación filtrada ha penetrado en la tierra y el mar y se ha introducido en verduras, leche no pasteurizada e incluso el agua corriente hasta en Tokio, 220 kilómetros al sur.”

“En tanto, el emperador Akihito y la emperatriz Michiko visitaron durante una hora a un grupo de evacuados en Tokio.”

Reuters, por su parte, comunica desde Tokio que:

“Japón actualizó el miércoles sus estándares para planta de energía nuclear, el primer reconocimiento oficial de que sus normas eran insuficientes cuando un terremoto dañó una de sus instalaciones, desencadenando la peor crisis atómica desde Chernóbil en 1986.”

“El anuncio fue dado a conocer luego de que el Gobierno reconoció que no hay un final a la vista para la crisis y de que un salto en los niveles de yodo radiactivo en el agua de mar se sumaron a la evidencia de filtraciones en los reactores en torno al complejo y más allá.”

“Hallazgos de plutonio en el suelo de la planta elevaron la alarma pública sobre el accidente, que ha eclipsado el desastre humanitario ocasionado por el terremoto y el tsunami del 11 de marzo, que dejaron 27.500 muertos o desaparecidos.”

“Antes del desastre, los 55 reactores nucleares de Japón proveían cerca del 30 por ciento de la energía eléctrica del país. Se esperaba que el porcentaje subiera a un 50 por ciento para el 2030, entre los mayores del mundo.”

“Nuevas lecturas mostraron un salto en el yodo radiactivo a 3.355 veces el límite legal, indicó la agencia estatal de seguridad nuclear, aunque el organismo minimizó su impacto, diciendo que las personas habían abandonado el área y que se había detenido la actividad de pesca.”

“Cientos de ingenieros han luchado durante casi tres semanas por enfriar los reactores de la planta y evitar una catastrófica fusión de barras de energía, aunque la situación parece haber dejado atrás ese escenario de pesadilla.”

“Jesper Koll, director de investigación de valores de JPMorgan Securities en Tokio, dijo que una dilatada batalla para controlar la planta y frenar las fugas de radiactividad perpetuaría la incertidumbre y actuaría como un lastre para la economía.”

“‘El peor escenario posible es que ésto se alargue no por uno, dos o seis meses, sino por dos años, o indefinidamente’, declaró.”

“Un subproducto de reacciones atómicas que puede ser usado en bombas nucleares, el plutonio es altamente carcinógeno y una de las sustancias más peligrosas del planeta, indicaron expertos.”

Una tercera agencia, la DPA, desde Tokio señala que:

“Los técnicos japoneses siguen sin poder frenar la crisis nuclear casi tres semanas después de los accidentes en la planta atómica de Fukushima. El gobierno de Tokio empieza por ello a estudiar medidas extraordinarias para detener la emisión de radiactividad de las instalaciones.”

“La idea es cubrir los reactores con una especie de tejido. Las recientes altas mediciones de yodo 131 en el mar son un indicio de una creciente radiación. La organización ecologista Greenpeace advierte además de serios peligros para la salud de los habitantes tras mediciones propias.”

“Expertos consideran que el proceso para descartar definitivamente una posible fusión de núcleo puede tardar meses. Tepco ha prometido mejorar las condiciones laborales de los técnicos, cada vez más nerviosos y agotados.”

Mientras estos sucesos tienen lugar en Japón, el Presidente Bolivariano de Venezuela visita Argentina, Uruguay y se dirige a Bolivia, promoviendo acuerdos económicos y estrechando lazos con países de nuestro hemisferio decididos a ser independientes.

En la Universidad de La Plata, donde la tiranía promovida por Estados Unidos hizo desaparecer, entre muchos miles de argentinos, a más de 700 estudiantes ─de ellos 40 de la Escuela de Periodismo─, Chávez recibió el premio Rodolfo Walsh, en honor a uno de los heroicos periodistas revolucionarios asesinados.

Ya no solo es Cuba; son muchos los pueblos dispuestos a luchar hasta la muerte por su Patria.


29/3/11

La Guerra Fascista de la OTAN


No había que ser adivino para saber lo que preví con rigurosa precisión en tres Reflexiones que publiqué en el sitio Web CubaDebate, entre el 21 de febrero y el 3 de marzo: “El plan de la OTAN es ocupar Libia”, “Danza macabra de cinismo”, y “La Guerra inevitable de la OTAN”.

Ni siquiera los líderes fascistas de Alemania e Italia fueron tan sumamente descarados a raíz de la Guerra Civil Española desatada en 1936, un episodio que muchos tal vez hayan recordado en estos días.

Han transcurrido desde entonces casi exactamente 75 años; pero nada que pueda parecerse a los cambios que han tenido lugar en 75 siglos, o si lo desean, en 75 milenios de la vida humana en nuestro planeta.

A veces parece que, quienes serenamente opinamos sobre estos temas, somos exagerados. Me atrevería a decir que más bien somos ingenuos cuando suponemos que todos debiéramos estar conscientes del engaño o la colosal ignorancia a que ha sido arrastrada la humanidad.

Existía en 1936 un intenso enfrentamiento entre dos sistemas y dos ideologías aproximadamente equiparadas en su poder militar.

Las armas entonces parecían de juguete comparadas con las actuales. La humanidad tenía garantizada la supervivencia, a pesar del poder destructivo y localmente mortífero de las mismas. Ciudades enteras, e incluso naciones, podían ser virtualmente arrasadas. Pero jamás los seres humanos, en su totalidad, podían ser varias veces exterminados por el estúpido y suicida poder desarrollado por las ciencias y las tecnologías actuales.

Partiendo de estas realidades, son bochornosas las noticias que se transmiten continuamente sobre el empleo de potentes cohetes dirigidos por láser, de total precisión; cazabombarderos que duplican la velocidad del sonido; potentes explosivos que hacen estallar metales endurecidos con uranio, cuyo efecto sobre los pobladores y sus descendientes perdura por tiempo indefinido.

Cuba expuso en la reunión de Ginebra su posición respecto al problema interno de Libia. Defendió sin vacilar la idea de una solución política al conflicto en ese país, y se opuso categóricamente a cualquier intervención militar extranjera.

En un mundo donde la alianza de Estados Unidos y las potencias capitalistas desarrolladas de Europa, se adueña cada vez más de los recursos y el fruto del trabajo de los pueblos, cualquier ciudadano honesto, sea cual fuere su posición ante el gobierno, se opondría a la intervención militar extranjera en su Patria.

Lo más absurdo de la situación actual es que antes de iniciarse la brutal guerra en el Norte de África, en otra región del mundo a casi 10 000 kilómetros de distancia, se había producido un accidente nuclear en uno de los puntos más densamente poblados del planeta tras un tsunami provocado por un terremoto de magnitud 9 que a un país laborioso como Japón ha costado ya casi 30 mil víctimas fatales. Tal accidente no habría podido producirse 75 años antes.

En Haití, un país pobre y subdesarrollado, un terremoto de apenas 7 grados en la escala de Richter ocasionó más de 300 mil muertos, incontables heridos y cientos de miles de lesionados.

Sin embargo, lo terriblemente trágico en Japón fue el accidente en la planta electronuclear de Fukushima, cuyas consecuencias están todavía por determinarse.

Citaré solo algunos titulares de las agencias noticiosas:

“ANSA.- La central nuclear de Fukushima 1 está difundiendo “radiaciones extremadamente fuertes, potencialmente letales”, dijo Gregory Jaczko, jefe de la Nuclear Regulatory Commission (NRC), el ente nuclear estadounidense.”

“EFE.- La amenaza nuclear por la crítica situación de una central en Japón tras el sismo, ha disparado las revisiones de la seguridad de las plantas atómicas en el mundo y ha llevado a algunos países a paralizar sus planes.”

“Reuters.- El devastador terremoto de Japón y la profundización de la crisis nuclear podría generar pérdidas de hasta 200.000 millones de dólares en su economía, pero el impacto global es difícil de evaluar por el momento.”

“EFE.- El deterioro de un reactor tras otro en la central de Fukushima siguió alimentando hoy el temor a un desastre nuclear en Japón, sin que los desesperados intentos para controlar una fuga radiactiva abrieran un resquicio a la esperanza.”

“AFP.- Emperador Akihito expresa preocupación por el carácter imprevisible de la crisis nuclear que golpea a Japón tras el sismo y el tsunami que mataron a miles de personas y dejaron a 500.000 sin hogar. Reportan nuevo terremoto en la región de Tokio.”

Hay despachos que hablan de temas más preocupantes todavía. Algunos mencionan la presencia de yodo radiactivo tóxico en el agua de Tokio, que duplica la cantidad tolerable que pueden consumir los niños más pequeños en la capital japonesa. Uno de los despachos habla que las reservas de agua embotellada se están agotando en Tokio, ciudad ubicada en una prefectura a más de 200 kilómetros de Fukushima.

Este conjunto de circunstancias determinan una situación dramática para nuestro mundo.

Puedo expresar mis puntos de vista sobre la guerra en Libia con entera libertad.

No comparto con el líder de ese país concepciones políticas o de carácter religioso. Soy marxista-leninista y martiano, como ya he expresado.

Veo a Libia como un miembro del Movimiento de Países No Alineados y un Estado soberano de los casi 200 de la Organización de Naciones Unidas.

Jamás un país grande o pequeño, en este caso de apenas 5 millones de habitantes, fue víctima de un ataque tan brutal por la fuerza aérea de una organización belicista que cuenta con miles de cazabombarderos, más de 100 submarinos, portaaviones nucleares, y suficiente arsenal para destruir numerosas veces el planeta. Tal situación jamás la conoció nuestra especie y no existía nada parecido hace 75 años cuando los bombarderos nazis atacaron objetivos en España.

Ahora, sin embargo, la desprestigiada y criminal OTAN escribirá una “bella” historieta sobre su “humanitario” bombardeo.

Si Gaddafi hace honor a las tradiciones de su pueblo y decide combatir, como ha prometido, hasta el último aliento junto a los libios que están enfrentando los peores bombardeos que jamás sufrió un país, hundirá en el fango de la ignominia a la OTAN y sus criminales proyectos.

Los pueblos respetan y creen en los hombres que saben cumplir el deber.

Hace más de 50 años, cuando Estados Unidos asesinó a más de cien cubanos con la explosión del mercante “La Coubre”, nuestro pueblo proclamó “Patria o Muerte”. Ha cumplido, y ha estado siempre dispuesto a cumplir su palabra.
“Quien intente apoderarse de Cuba -exclamó el más glorioso combatiente de nuestra historia- solo recogerá el polvo de su suelo anegado en sangre”.

Ruego se me excuse la franqueza con que abordo el tema.

26/3/11

Entre la emigración y el crimen


Los latinoamericanos no son criminales natos ni inventaron las drogas.

Los aztecas, los mayas, y otros grupos humanos precolombinos de México y Centroamérica, por ejemplo, eran excelentes agricultores y ni siquiera conocían el cultivo de la coca.

Los quechuas y aymaras fueron capaces de producir nutritivos alimentos en perfectas terrazas que seguían las curvas de nivel de las montañas. En altiplanos que sobrepasaban a veces los tres y cuatro mil metros de altura, cultivaban la quinua, un cereal rico en proteínas, y la papa.

Conocían y cultivaban también la planta de coca, cuyas hojas masticaban desde tiempos inmemorables para mitigar el rigor de las alturas. Se trataba de una costumbre milenaria que los pueblos practican con productos como el café, el tabaco, el licor u otros.

La coca era originaria de las abruptas laderas de los Andes amazónicos. Sus pobladores la conocían desde mucho antes del Imperio Inca, cuyo territorio, en su máximo esplendor, se extendía en el espacio actual del Sur de Colombia, todo Ecuador, Perú, Bolivia, el Este de Chile, y el Noroeste de Argentina; que sumaba cerca de dos millones de kilómetros cuadrados.

El consumo de la hoja de coca se convirtió en privilegio de los emperadores Incas y de la nobleza en las ceremonias religiosas.

Al desaparecer el Imperio tras la invasión española, los nuevos amos estimularon el hábito tradicional de masticar la hoja para extender las horas de trabajo de la mano de obra indígena, un derecho que perduró hasta que la Convención Única sobre Estupefacientes de Naciones Unidas prohibió el uso de la hoja de coca, excepto con fines médicos o científicos.

Casi todos los países la firmaron. Apenas se discutía cualquier tema relacionado con la salud. El tráfico de cocaína no alcanzaba entonces su enorme magnitud actual. En los años transcurridos se han creado gravísimos problemas que exigen análisis profundos.

Sobre el espinoso tema de la relación entre la droga y el crimen organizado la propia ONU afirma delicadamente que “Latinoamérica es ineficiente en el combate al crimen.”

La información que publican distintas instituciones varía debido a que el asunto es sensible. Los datos a veces son tan complejos y variados que pueden inducir a confusión. De lo que no cabe la menor duda es que el problema se agrava aceleradamente.

Hace casi un mes y medio, el 11 de febrero de 2011 un informe publicado en la Ciudad de México por el Consejo Ciudadano para la Seguridad Pública y la Justicia de ese país, ofrece interesantes datos sobre las 50 ciudades más violentas del mundo, por el número de homicidios ocurridos en el año 2010. En él se afirma que México reúne el 25% de ellas. Por tercer año consecutivo la número uno corresponde a Ciudad Juárez, en la frontera con Estados Unidos.

A continuación expone que “…ese año la tasa de homicidios dolosos de Juárez fue 35% superior a la de Kandahar, Afganistán ―la número dos en el ranking― y 941% superior a la de Bagdad…”, es decir, casi diez veces superior a la capital de Irak, ciudad que ocupa el número 50 de la lista.

Casi de inmediato añade que la ciudad de San Pedro Sula, en Honduras, ocupa el tercer lugar con 125 homicidios por cada 100 000 habitantes; siendo solo superada por Ciudad Juárez, en México, con 229; y Kandahar, Afganistán, con 169.

Tegucigalpa, Honduras, ocupa el sexto con 109 homicidios, por cada 100 000 habitantes.

De este modo se puede apreciar que Honduras, la de la base aérea yanki de Palmerola, donde se produjo un Golpe de Estado ya bajo la presidencia de Obama, tiene dos ciudades entre las seis en que se producen más homicidios en el mundo. Ciudad de Guatemala alcanza 106.

De acuerdo a dicho informe, la ciudad colombiana de Medellín, con 87.42 figura también entre las más violentas de América y el mundo.

El discurso del Presidente norteamericano Barack Obama en El Salvador, y su posterior conferencia de prensa, me condujeron al deber de publicar estas líneas sobre el tema.

En la Reflexión de marzo 21 le critiqué su falta de ética al no mencionar en Chile siquiera el nombre de Salvador Allende, un símbolo de dignidad y valentía para el mundo, quien murió como consecuencia del golpe de Estado promovido por un Presidente de Estados Unidos.

Como conocía que al día siguiente visitaría El Salvador, un país centroamericano símbolo de las luchas de los pueblos de nuestra América que más ha sufrido como consecuencia de la política de Estados Unidos en nuestro hemisferio, dije: “Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.”

Le deseaba buen viaje y “un poco más de sensatez.” Debo admitir que en su largo periplo, fue un poco más cuidadoso en el último tramo.

Monseñor Oscar Arnulfo Romero era un hombre admirado por todos los latinoamericanos, creyentes o no creyentes, así como los sacerdotes jesuitas cobardemente asesinados por los esbirros que Estados Unidos entrenó, apoyó y armó hasta los dientes. En El Salvador, el FMLN, organización militante de izquierda, libró una de las luchas más heroicas de nuestro continente.

El pueblo salvadoreño le concedió la victoria al Partido que emergió del seno de esos gloriosos combatientes, cuya historia profunda no es hora de construir todavía.

Lo que urge es enfrentar el dramático dilema que vive El Salvador, del mismo modo que México, el resto de Centroamérica y Suramérica.

El propio Obama expresó que alrededor de 2 millones de salvadoreños viven en Estados Unidos, lo cual equivale al 30% de la población de ese país. La brutal represión desatada contra los patriotas, y el saqueo sistemático de El Salvador impuesto por Estados Unidos, obligó a cientos de miles de salvadoreños a emigrar a aquel territorio.

Lo nuevo es que, a la desesperada situación de los centroamericanos, se une el fabuloso poder de las bandas terroristas, las sofisticadas armas y la demanda de drogas, originadas por el mercado de Estados Unidos.

El Presidente de El Salvador en el breve discurso que precedió al del visitante, expresó textualmente: “Le insistí que el tema del crimen organizado, la narcoactividad, la inseguridad ciudadana no es un tema que ocupe sólo a El Salvador, Guatemala, Honduras o Nicaragua y ni siquiera México o a Colombia; es un tema que nos ocupa como región, y en ese sentido estamos trabajando en la construcción de una estrategia regional, a través de la Iniciativa CARFI.”

“…le insistí, en que este es un tema que no sólo debe ser abordado desde la perspectiva de la persecución del delito, a través del fortalecimiento de nuestras policías y nuestros ejércitos, sino que también enfatizando en las políticas de prevención del delito y por lo tanto, la mejor arma para combatir en sí la delincuencia, en la región, es invirtiendo en políticas sociales.”

En su respuesta el mandatario norteamericano dijo: “El Presidente Funes se ha comprometido a crear más oportunidades económicas aquí en El Salvador para que la gente no sienta que debe enrumbarse al norte para mantener a su familia.”

“Sé que esto es especialmente importante para los aproximadamente 2 millones de salvadoreños que están viviendo y trabajando en Estados Unidos.”

“…puse al día al Presidente sobre las nuevas medidas de protección al consumidor que promulgué, que les dan a las personas más información y aseguran que sus remesas en efecto les lleguen a sus seres queridos en casa.

“Hoy, también estamos lanzando un nuevo esfuerzo para hacerles frente a los narcotraficantes y pandillas que han causado tanta violencia en todos los países, especialmente aquí en Centroamérica.”

“…dedicaremos $200 millones a apoyar los esfuerzos aquí en la región, lo que incluye hacerles frente [...] a las fuerzas sociales y económicas que impulsan a los jóvenes hacia la criminalidad. Ayudaremos a reforzar los tribunales, los grupos de la sociedad civil y las instituciones que defienden el estado de derecho.”

No necesito una palabra más para expresar la esencia de una situación dolorosamente triste.

La realidad es que muchos jóvenes centroamericanos han sido conducidos por el imperialismo a cruzar una rígida y cada vez más infranqueable frontera, o prestar servicios en las bandas millonarias de los narcotraficantes.

¿No sería más justo ―me pregunto― una Ley de Ajuste para todos los latinoamericanos, como la que se inventó para castigar a Cuba hace ya casi medio siglo? ¿Seguirá creciendo hasta el infinito el número de personas que mueren cruzando la frontera de Estados Unidos y las decenas de miles que ya están muriendo cada año en los pueblos a los que usted ofrece una “Alianza Igualitaria”?

Fidel Castro Ruz
Marzo 25 de 2011
8 y 46 p.m.


23/3/11

Las verdaderas intenciones de la “Alianza Igualitaria”


Ayer fue un día largo. Atendía desde el mediodía las peripecias de Obama en Chile, como había hecho el día anterior con sus aventuras en la urbe de Río de Janeiro. Esa ciudad, en brillante desafío, había derrotado a Chicago en su aspiración a ser sede de la Olimpiada de 2016, cuando el nuevo Presidente de Estados Unidos y Premio Nobel de la Paz parecía un émulo de Martin Luther King.

Nadie sabía cuándo llegaba a Santiago de Chile y qué haría allí un Presidente de Estados Unidos, donde uno de sus antecesores había cometido el doloroso crimen de promover el derrocamiento y la muerte física de su heroico Presidente, horribles torturas y el asesinato de miles de chilenos.

Trataba por mi parte, a la vez, de seguir las noticias que llegaban de la tragedia de Japón y la brutal guerra desatada contra Libia, mientras el ilustre visitante proclamaba la “Alianza Igualitaria” en la región del mundo donde peor está distribuida la riqueza.

Entre tantas cosas, me descuidé un poco y no vi nada del opíparo banquete de cientos de personas con las exquisiteces que la naturaleza dotó los mares, que de haberse realizado en un restaurante de Tokio, ciudad donde se paga hasta 300 mil dólares por un atún fresco de aleta azul, se habrían reunido hasta 10 millones de dólares.

Era demasiado trabajo para un joven de mi edad. Escribí una breve Reflexión y dormí luego largas horas.

Hoy por la mañana estaba fresco. Mi amigo no llegaría a El Salvador hasta después del mediodía. Pedí despachos cablegráficos, artículos de Internet y otros materiales recién llegados.

Vi, en primer lugar, que por mi culpa los despachos cablegráficos le habían dado importancia a lo que dije con respecto al cargo de Primer Secretario del Partido, y lo explicaré con la mayor brevedad posible. Concentrado en la “Alianza Igualitaria” de Barack Obama, un asunto de tanta relevancia histórica ―hablo en serio―, ni siquiera recordé que el mes próximo tendrá lugar el Congreso del Partido.

Mi actitud con relación al tema fue elementalmente lógica. Al comprender la gravedad de mi salud, hice lo que a mi juicio no fue necesario cuando tuve el doloroso accidente en Santa Clara; después de la caída el tratamiento fue duro, pero la vida no estaba en peligro.

Cuando, en cambio, escribí la Proclama del 31 de julio fue evidente para mí que el estado de salud era sumamente crítico.

Depuse de inmediato todas mis funciones públicas, añadiéndole a la misma algunas instrucciones para ofrecer seguridad y tranquilidad a la población.

No era necesaria la renuncia, en concreto, de cada uno de mis cargos.

La función más importante para mí era la de Primer Secretario del Partido. Por ideología y por principio, en una etapa revolucionaria, a ese cargo político corresponde la máxima autoridad. El otro cargo que ejercía era el de Presidente del Consejo de Estado y del Gobierno, electo por la Asamblea Nacional. Para ambos cargos existía un sustituto, y no en virtud de vínculo familiar, que jamás he considerado fuente de derecho, sino por experiencia y méritos.

El grado de Comandante en Jefe me lo había otorgado la propia lucha, una cuestión de azar más que de méritos personales. La propia Revolución, en ulterior etapa, asignó correctamente la jefatura de todas las instituciones armadas al Presidente, una función que a mi juicio debe corresponderse con la de Primer Secretario del Partido. Entiendo que así debe ser en un país que, como Cuba, ha tenido que enfrentar un obstáculo tan considerable como el imperio creado por Estados Unidos.

Transcurrieron casi 14 años desde el anterior Congreso del Partido, que coincidieron con la desaparición de la URSS y el Campo Socialista, el Período Especial y mi propia enfermedad.

Cuando progresiva y parcialmente recuperé la salud, ni siquiera me pasó por la mente la idea o necesidad de proceder al formalismo de hacer renuncia expresa de cargo alguno. Acepté en ese período el honor de la elección como Diputado a la Asamblea Nacional, que no exigía la presencia física, y con la que podía compartir ideas.

Como dispongo de más tiempo que nunca para observar, informarme, y exponer determinados puntos de vista, cumpliré modestamente mi deber de luchar por las ideas que he defendido a lo largo de mi modesta vida.

Ruego a los lectores me excusen el tiempo invertido en esta explicación, que las circunstancias mencionadas me obligaron llevar a cabo.

El asunto más importante, no lo olvido, es la insólita alianza entre millonarios y hambrientos que propone el ilustre Presidente de Estados Unidos.

Los bien informados -aquellos que conocen, por ejemplo, la historia de este hemisferio, sus luchas, o incluso, solo la del pueblo de Cuba defendiendo la Revolución contra el imperio que, como el propio Obama reconoce, ha durado más tiempo que “su propia existencia”-, con seguridad se asombrarán de su propuesta.

Se conoce que el actual Presidente es un buen hilvanador de palabras, circunstancias que, unidas a la crisis económica, el creciente desempleo, las pérdidas de viviendas, y la muerte de soldados norteamericanos en las guerras estúpidas de Bush, lo ayudaron a obtener la victoria.

Después de observarlo bien, no me sorprendería que fuera el autor del ridículo título con que se bautizó la matanza en Libia: “Odisea del Amanecer”, que hizo temblar el polvo de los restos de Homero y los que contribuyeron a fraguar la leyenda de los famosos poemas griegos; aunque admito que, tal vez, el título fuese una creación de los jefes militares que manejan las miles de armas nucleares con las cuales una simple orden del Premio Nobel de la Paz puede determinar el fin de nuestra especie.

De su discurso a los blancos, negros, indios, mestizos y no mestizos, creyentes y no creyentes de las Américas, pronunciado en el Centro Cultural Palacio de la Moneda, las embajadas de Estados Unidos distribuyeron copia fiel en todas partes, y fue traducido y divulgado por Chile TV, CNN, e imagino que otras emisoras en otros idiomas.

Fue al estilo del que pronunció el primer año de su mandato, en El Cairo, la capital de su amigo y aliado Hosni Mubarak, cuyas decenas de miles de millones de dólares sustraídos al pueblo es de suponer que conocía un Presidente de Estados Unidos.

“…Chile ha demostrado que no tenemos por que estar divididos por razas […] o conflictos étnicos”, aseguró, de este modo el problema americano fue borrado del mapa.

Insiste obsesivamente casi de inmediato en que “…este maravilloso lugar donde nos encontramos, a pocos pasos de donde Chile perdió su democracia hace varias décadas…” Todo menos pronunciar el golpe de Estado, el asesinato del pundonoroso general Schneider, o el nombre glorioso de Salvador Allende, como si el gobierno de Estados Unidos no tuviese que ver en absoluto.

El gran poeta Pablo Neruda, cuya muerte aceleró el traidor golpe, sí fue pronunciado más de una vez, en este caso para afirmar de forma bellamente poética nuestras “estrellas” primordiales son la “lucha” y la “esperanza”. ¿Ignora Obama que Pablo Neruda era comunista, amigo de la Revolución Cubana, gran admirador de Simón Bolivar, que renace cada cien años, e inspirador del Guerrillero Heroico Ernesto Guevara?

Admirado quedé casi desde el inicio de su mensaje, de los profundos conocimientos históricos de Barack Obama. Algún asesor irresponsable olvidó explicarle que Neruda era militante del Partido Comunista de Chile. Después de otros párrafos intrascendentes reconoce que: “Sé que no soy el primer presidente de Estados Unidos en prometer un nuevo espíritu de cooperación con nuestros vecinos latinoamericanos. Sé que a veces, Estados Unidos ha tomado por descontada a esta región.”

“…América Latina no es el viejo estereotipo de una región en conflicto perpetuo ni atrapada por ciclos interminables de pobreza.”

“En Colombia, grandes sacrificios por ciudadanos y fuerzas de la seguridad han restaurado un nivel de seguridad que no se veía desde hace décadas.” Allí jamás hubo narcotráfico, paramilitares ni cementerios clandestinos.

En su discurso la clase obrera no existe, ni campesinos sin tierras, tampoco los analfabetos, la mortalidad infantil o materna, los que pierden la vista, o son víctimas de parásitos como el Chaga o de enfermedades bacterianas como el cólera.

“Desde Guadalajara hasta Santiago y São Paulo, una CLASE MEDIA está exigiendo más de sí misma y más de su gobierno”, expresa.

“Cuando un golpe de Estado en Honduras amenazó el progreso democrático, los países del hemisferio invocaron unánimemente la Carta Democrática Interamericana, lo que ayudó a sentar las bases del retorno al estado de derecho.”

La verdadera razón del maravilloso discurso de Obama se explica de forma indiscutible a mediados de su mensaje y con sus propias palabras: “América Latina solo se va a volver más importante para Estados Unidos, especialmente para nuestra economía. […] Compramos más de sus productos y servicios que ningún otro país, e invertimos más en esta región que ningún otro país. […] nosotros exportamos más de tres veces a América Latina que lo que exportamos a China. Nuestras exportaciones a esta región… aumentan más rápido que nuestras exportaciones al resto del mundo…”. Se puede acaso deducir de esto que “cuanto más próspera sea América Latina, más próspero será Estados Unidos.”

Dedica más adelante insípidas palabras a los hechos reales:

“Pero seamos francos y también admitamos […] que el progreso del continente americano no es suficientemente rápido. No para los millones que sufren la injusticia de la extrema pobreza. No para los niños en las barriadas y las favelas, que sólo quieren las mismas oportunidades que tienen los demás.”

“El poder político y económico con demasiada frecuencia está concentrado en las manos de pocos, en lugar de servir a la mayoría.”, expresó textualmente

“No somos la primera generación que enfrenta esos retos. Hace exactamente 50 años, el Presidente John F. Kennedy propuso una ambiciosa Alianza para el Progreso.”

“El desafío ante el Presidente Kennedy persiste: ‘construir un hemisferio en el que todos [los pueblos] puedan tener la esperanza de un estándar de vida apropiado, en el que todos puedan vivir su vida con dignidad y libertad’.”

Es increíble que venga ahora con esa historia tan burda que constituye un insulto a la inteligencia humana.

No le queda más remedio que mencionar entre las grandes calamidades un problema que se origina en el colosal mercado de Estados Unidos y con armas homicidas de ese país: “Las pandillas de criminales y narcotraficantes no solo son una amenaza contra la seguridad de los ciudadanos. Son una amenaza contra el desarrollo porque ahuyentan la inversión que necesita la economía para prosperar. Y son una amenaza directa contra la democracia porque alientan la corrupción que socava a las instituciones desde adentro.”

Más adelante añade a regañadientes: “Pero nunca eliminaremos el atractivo de los carteles y pandillas a no ser que también les hagamos frente a las fuerzas sociales y económicas que alimentan la criminalidad. Necesitamos llegar a los jóvenes vulnerables antes de que recurran a las drogas y el crimen.”

“Como Presidente, he dejado en claro que en Estados Unidos aceptamos nuestra responsabilidad por la violencia generada por las drogas. La demanda de drogas, incluida aquella en Estados Unidos, impulsa esta crisis. Por eso formulamos una nueva estrategia para el control de drogas que se centra en reducir la demanda de drogas por medio de la educación, prevención y tratamiento.”

Lo que no dice es que en Honduras 76 personas por cada 100 mil habitantes mueren a causa de la violencia, 19 veces más que en Cuba, donde prácticamente, a pesar de la proximidad de Estados Unidos, tal problema apenas existe.

Después de unas cuantas tonterías por el estilo, sobre las armas con camino a México que están confiscando, un Acuerdo Transpacífico, el Banco Interamericano de Desarrollo, con el que dice se esmeran en aumentar el “Fondo de Crecimiento con Microfinanciación para las Américas” y prometer la creación de nuevas “Vías a la Prosperidad” y otros términos altisonantes que pronuncia en inglés y español, vuelve a sus peregrinas promesas de unidad hemisférica y trata de impresionar a los oyentes con los riesgos del cambio climático.

Añade Obama “Y si alguien duda de la urgencia del cambio climático, basta que miren dentro del continente americano, desde las fuertes tormentas del Caribe hasta el descongelamiento de glaciares en los Andes y la pérdida de bosques y tierras de cultivo en toda la región.” Sin el valor de reconocer que su país es el máximo responsable de esa tragedia.

Explica que se enorgullece de anunciar que “…Estados Unidos está trabajando con socios en la región, entre ellos el sector privado, para aumentar en 100,000 el número de estudiantes de Estados Unidos en América Latina, y en 100,000 el número de estudiantes de América Latina que estudian en Estados Unidos.” Ya se sabe lo que cuesta estudiar Medicina u otra carrera en ese país, y el robo descarado de cerebros que practica Estados Unidos.

Toda su palabrería para terminar con una loa a la OEA que Roa calificó como “Ministerio de Colonias Yanki”, cuando en memorable denuncia de nuestra Patria en Naciones Unidas, informó que el gobierno de Estados Unidos había atacado nuestro territorio el 15 de abril de 1961 con bombarderos B-26 pintados con insignias cubanas; un hecho desvergonzado que dentro de 23 días cumplirá 50 años.

De esa forma creyó que todo estaba plenamente listo para proclamar el derecho a subvertir el orden en nuestro país.

Confiesa paladinamente que están “permitiendo que los estadounidenses envíen remesas para darles cierta esperanza económica a gente en toda Cuba, como también más independencia de las autoridades.”

“…continuaremos buscando maneras de aumentar la independencia del pueblo cubano, que tiene derecho a la misma libertad que todos los demás en este hemisferio.”

Luego reconoce que el bloqueo daña a Cuba, priva a la economía de recursos. ¿Por qué no reconoce que las intenciones de Eisenhower, y el objetivo declarado de Estados Unidos cuando lo aplicó, era rendir por hambre al pueblo de Cuba?

¿Por qué se mantiene? ¿A cuántos cientos de miles de millones de dólares asciende la indemnización que Estados Unidos debe pagar a nuestro país? ¿Por qué mantienen en prisión a los 5 Héroes antiterroristas cubanos? ¿Por qué no se aplica la Ley de Ajuste a todos los latinoamericanos en lugar de permitir que miles de ellos resulten muertos o heridos en la frontera impuesta a ese país después de arrebatarle más de la mitad de su territorio?

Le ruego al Presidente de Estados Unidos que me excuse la franqueza.

No albergo sentimientos hostiles hacia él o su pueblo.

Cumplo el deber de exponer lo que pienso de su “Alianza Igualitaria”.

Nada ganará Estados Unidos al crear y estimular el oficio de mercenarios. Puedo asegurarle que los mejores y más preparados jóvenes de nuestro país graduados en la Universidad de Ciencias Informáticas conocen mucho más de Internet y computación que el Premio Nobel y Presidente de Estados Unidos.

Fidel Castro Ruz
Marzo 22 de 2011
9 y 17 p.m.

22/3/11

Los zapaticos me aprietan

Mientras los reactores siniestrados despiden humo radiactivo en Japón, y aviones de monstruosa estampa y submarinos nucleares lanzan mortíferas cargas teledirigidas sobre Libia, un país norteafricano del Tercer Mundo con apenas seis millones de habitantes, Barack Obama le hacía a los chilenos un cuento parecido a los que yo escuchaba cuando tenía 4 años: “Los zapaticos me aprietan, las medias me dan calor; y el besito que me diste, lo llevo en el corazón”.

Algunos de sus oyentes quedaron pasmados en aquel “Centro Cultural” en Santiago de Chile.

Cuando el Presidente miró ansioso al público tras mencionar a la pérfida Cuba, esperando una explosión de aplausos, hubo un glacial silencio. A sus espaldas, ¡ah, dichosa casualidad!, entre las demás banderas latinoamericanas, estaba exactamente la de Cuba.

Si se volteaba un segundo sobre su hombro derecho habría visto, como una sombra, el símbolo de la Revolución en la Isla rebelde que su poderoso país quiso, pero no pudo destruir.

Cualquier persona sería, sin duda, extraordinariamente optimista si espera que los pueblos de Nuestra América aplaudan el 50 aniversario de la invasión mercenaria de Girón, 50 años de cruel bloqueo económico de un país hermano, 50 años de amenazas y atentados terroristas que costaron miles de vidas, 50 años de proyectos de asesinato de los líderes del histórico proceso.

Me sentí aludido en sus palabras.

Presté, efectivamente, mis servicios a la Revolución durante mucho tiempo, pero nunca eludí riesgos ni violé principios constitucionales, ideológicos o éticos; lamento no haber dispuesto de más salud para seguir sirviéndola.

Renuncié sin vacilación a todos mis cargos estatales y políticos, incluso al de Primer Secretario del Partido, cuando enfermé y nunca intenté ejercerlos después de la Proclama del 31 de julio de 2006, ni cuando recuperé parcialmente mi salud más de un año después, aunque todos continuaban titulándome afectuosamente de esa forma.

Pero sigo y seguiré siendo como prometí: un soldado de las ideas, mientras pueda pensar o respirar.

Cuando a Obama lo interrogaron sobre el golpe de Estado contra el heroico presidente Salvador Allende, promovido como otros muchos por Estados Unidos, y la misteriosa muerte de Eduardo Frei Montalva, asesinado por agentes de la DINA, una creación del Gobierno norteamericano, perdió su presencia de ánimo y comenzó a tartamudear.

Fue certero, sin duda, el comentario de la televisión de Chile al final de su discurso, cuando expresó que Obama ya no tenía nada que ofrecer al hemisferio.

Yo, por mi parte, no quiero dar la impresión de que experimento odio a su persona, y mucho menos hacia el pueblo de Estados Unidos, al que reconozco el aporte de muchos de sus hijos a la cultura y a la ciencia.

Obama tiene ahora por delante un viaje a El Salvador mañana martes. Allí tendrá que inventar bastante, porque en esa hermana nación centroamericana, las armas y los entrenadores que recibió de los gobiernos de su país, derramaron mucha sangre.

Le deseo buen viaje y un poco más de sensatez.

Fidel Castro Ruz
Marzo 21 de 2011

9 y 32 p.m.